«Quo Vadis Medios Públicos. Nacimiento e interrogantes en el futuro de los medios públicos en Paraguay», se denomina el libro del exministro de Comunicación, Augusto Dos Santos, en el que analiza el proceso que se vive en el país en el área de comunicación pública y, a la vez, apunta lo que él considera los errores del ex presidente Fernando Lugo.
20Medios. Asunción 10-Abril-2013. El libro «Quo Vadis Medios Públicos. Nacimiento e interrogantes en el futuro de los medios públicos en Paraguay», del periodista y comunicador Augusto Dos Santos, aborda de manera sencilla y explicativa el proceso que se vivió en nuestro país en materia de comunicación pública. Igualmente, hace referencia a aspectos relacionados a los errores que considera fueron cometidos por el ex presidente Fernando Lugo en materia de comunicación.
«El gobierno de Fernando Lugo no fue de izquierda. Fernando Lugo fue un presidente “mudo”. La destitución de Efraín Alegre del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones fue un error. Esto es lo que afirma Augusto Dos Santos, exministro de Comunicación, bajo cuya administración se creó la Secretaría de Información y la TV Pública Paraguay, detalló recientemente el diario ABC Color al hacer una narración de parte del libro.
El diario señaló, además, que el libro de Dos Santos, ex ministro de Comunicación durante el Gobierno de Fernando Lugo, contiene un análisis conceptual sobre los medios públicos y una hoja de ruta para la consolidación social, financiera e institucional de los mismos de cara al inicio de un nuevo gobierno.
Dos Santos afirma en partes de su libro que el gobierno de Fernando Lugo no fue de izquierda porque los ministerios más emblemáticos “incluyendo los de rectoría económica y financiera estaban en manos de exponentes de la derecha política”, reprodujo ABC.
“Por citar: el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, el Ministerio de Industria y Comercio, el Ministerio de Justicia y Trabajo, el Ministerio de Educación y Culto, estaban ejercidos por militantes del Partido Liberal Radical Auténtico. El Ministerio de Hacienda, durante todo el mandato del Presidente Lugo, estuvo regido por Dionisio Borda que estuvo siempre lejos de cualquier etiqueta “socialista”, y lo mismo se puede señalar del Ministerio del Interior, durante el gran tiempo que estuvo bajo la gestión de Rafael Filizzola”, afirma Dos Santos.
Dos Santos actualmente conduce el programa «La culpa no es tuya» en Radio Ñandutí.
Parte del libro de Dos Santos
Los 8 felices
Ocho aproximadamente, por citar un número, es el primer anillo de un presidente en Paraguay. Sus secretarios privados, su responsable de protocolo, su jefe y subjefe de seguridad, y aquellos dos o tres amigos, políticos o no, que siempre están cerca y no le abandonan nunca.
Ese círculo se convierte con el tiempo en el terror de los asesores y no solo destinan las más sesudas teorías al fracaso, sino además, aplauden con devoción todo lo que el presidente hace, generándole un clima de falso triunfalismo permanentemente.
Cuando el presidente Federico Franco comete el error estratégico de colocar un tema que no se estaba debatiendo en ese momento en los medios, al discutir en una misa con el Obispo Mario Melanio Medina sobre transgénicos, mucha gente empezó a cuestionar en las redes sociales a sus asesores de comunicación.
Pese a toda la animadversión que me pudo haber provocado el desalojo compulsivo de un gobierno constitucional en junio de 2012, por un momento me sentí muy solidario… con sus asesores.
La gente tiende a culpar a los asesores del Presidente de todos los errores, afortunadamente.
Lo que no sabe la gente es que en gran medida (70-80%) las expresiones de un Presidente ante los medios, fundamentalmente en los encuentros espontáneos, devienen de sensaciones que el jefe del Ejecutivo tiene en ese momento sobre una consulta y no precisamente de una agenda preestablecida o una línea discutida con los asesores.
Lo mejor de esta historia es que cuando los medios o la gente cuestiona a los asesores, éstos no tienen otra opción que mantenerse en un obstinado silencio, jamás defenderse de la acusación, no por una cuestión de sobrevivencia, sino por una cuestión de lealtad. Los asesores y los ministros son (no solo ellos, pero principalmente ellos), fusibles de un Presidente.
No nos figuraríamos, entonces, a un asesor saliendo a la prensa a declarar “lo que acaba de decir el Presidente es cosa suya, jamás le asesoramos en ese sentido”.
Volviendo al ejemplo de la intercepción de la homilía del Mons. Medina por parte de Franco, decíamos que ni ese día, ni el anterior ni en la semana, la cuestión de los agrotóxicos formaba parte de la agenda de los medios.
Si Franco escuchaba la homilía de Medina y se retiraba sin hacer comentario, era muy probable que los diarios del día siguiente le dedicaran un espacio marginal a la visita a Villa Florida. Franco colocó en la agenda un tema que era incómodo de manejar para su gobierno.
En los comentarios que intercambiábamos en Facebook al respecto alguien opinaba que se debería advertir al Presidente cuando comete tales gaffes y nosotros le salimos al paso comentándole que, para un efecto exactamente contrario, están los 8 felices.
Ese primer anillo, con toda sinceridad y hasta con honesto entusiasmo, lo que hace es exclamar ¡estupendo! cuando un Presidente termina de hablar con los medios y en el camino que lo lleva desde el acto hasta el abordaje de su vehículo siguen con elogios. Como en el avión de regreso, generalmente, continúan otras réplicas de este terremoto de valoraciones, al volver a su casa o su oficina, el mandatario está totalmente convencido de que sus declaraciones fueron sencillamente maravillosas.
Hasta que por la tarde llega un asesor de prensa con la mala noticia que deberá atravesar por diferentes filtros, incluyendo alguno último que sabe decir, antes que accedan a la entrevista: “No le tires mala onda al jefe”, o el aún más amedrentador: “No le pongas de mal humor al Presidente”. Experiencias fascinantes que merecen otro libro, evidentemente.
Fuente: El Autor y ABC Color