El arroyo Mburicaó es castigado por la irresponsabilidad y la desidia de las autoridades. En épocas de verano hace décadas era un balneario. Hoy es un cause que recibe todo tipo de desechos, incluidos los de los de frigoríficos. Presentamos un trabajo especial sobre la contaminación en Tablada Nueva, la zona más afectada.
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Por Claudia Alguilera, Yesica Vera Zarza y Cristhián Sánchez.
Esta es la realidad de los pobladores que viven a orillas del arroyo Mburicaó, de Asunción, en la zona de Tablada: Mientras los frigoríficos por día faenan entre 700 y 900 cabezas de ganado, niños y niñas sufren de afecciones como asma, náuseas y diarreas. Autoridades conocen la situación del arroyo Mburicaó, pero no accionan para solucionar el problema.
El arroyo Mburicaó cruza varias zonas de Asunción, y su cauce está contaminado casi en un cien por ciento. Pero la zona más castigada es la zona del cause que está pasando la avenida Artigas, en el barrio Tablada Nueva, donde funcionan varios frigoríficos.
Este es el sector más castigado del Mburicaó, pues ahí recibe desde restos óseos y pezuñas hasta otros desechos provenientes de las curtiembres y los frigoríficos. En el maremágnum de la contaminación, cerdos, aves, perros y gatos hacen un festín, mientras los vecinos se tapan las narices para soportar los olores y la pestilencia.
El Código Penal de nuestro país expone en sus artículos números 197 y 200 que serán privadas de libertad o pagarán multas aquellas personas, empresas, industrias, etc. que desecharan en los recursos hídricos del territorio nacional; residuos venenosos, capaces de producir alguna enfermedad, o que sean inflamables, tóxicos, entre otros.
Entre frigoríficos, harineras y fábrica de curtiembres opacaron y contaminaron el arroyo Mburicaó. Ante la ineficiencia de algunas autoridades, en cuanto al cuidado de sus recursos, las reiteradas sospechas de coimas y la impotencia de los pobladores de la zona, vemos perderse un tesoro que posee la ciudad de Asunción.
Los pobladores cuentan historias de como el arroyo fue contaminándose y de la responsabilidad de los frigoríficos en este hecho. La señora Dolly Aguirre vive hace 14 años en la zona. Manifestó que los domingos, por las mañanas, los frigoríficos desaguan a través de tubos sus desechos, entre ellos: sangre y grasas de los animales faenados, además de basuras. “Capaz los domingos, porque hay menos control, tiran amoníaco y la caca de los animales. El olor es insoportable”, denuncia.
Con cierta impotencia y enojo expresa que “cuando uno tiene plata, transa todo”, refiriéndose así a los empresarios, que aprovechan el cauce del arroyo como desaguadero.
Graciela Armoa vive a orillas del arroyo Mburicaó, también hace 14 años. Comenta que la contaminación fue empeorando. De vez en cuando, algunas autoridades encargadas del cuidado del medio ambiente, llegan hasta el lugar, observaban la situación, prometen solución, pero luego todo queda en la nada, afirma.
Indignada ante el poder económico de los dueños de los frigoríficos, expresa que “no se puede hacer nada, porque son gente de plata”. Asegura que en todo esto hay dinero de por medio, mientras los niños y niñas de la zona crecen en medio de la contaminación.
Roberto Ortiz, otro vecino, comenta que hace aproximadamente 32 años empezó la contaminación. Contó que es difícil dar solución al problema, porque los contaminadores son los frigoríficos, que dan trabajo a la gente que vive en la misma zona. “No tenés salida. Aguantar o mudarte”, dice resignado.
“Antes el arroyo Mburicaó era cristalino, nos bañamos ahí”, comentó igualmente Epifanio Mesa, poblador desde 1979 del barrio Tablada Nueva, ubicado a orillas del arroyo Mburicaó. “Los empresarios compraron a las autoridades”, dice convencido.
Afirmó que los vecinos trabajaban en comisiones, que luego terminaban en el “oparei”. En cuanto a los intendentes, informó que Carlos Filizzola y Martín Burt fueron los únicos que trabajaron para mejorar y recuperar el arroyo Mburicaó, y que los demás nada hicieron.
“Antes tiraban esas churas y la gente recogía para cocinarlas y comerlas”, testimonio por sulado María Fidelina Arias Moreira, otra pobladora de la zona.
HUELE A NEGLIGENCIA. Las autoridades de Asunción reconocen que la grave situación del arroyo Mburicaó. Unos afirman que trabajan en su mejoramiento, otras aseguran que los recursos humanos y económicos son insuficientes. Reconocen el papel contaminador de los frigoríficos, pero aseguran que tomar las medidas correspondientes, queda en manos de la Fiscalía del Ambiente.
El concejal Carlos Galarza, miembro de la Comisión de Medio Ambiente, reconoce que existen inconvenientes con el manejo de los desechos, tanto líquidos como sólidos, que son arrojados a los arroyos de la ciudad. Las industrias cuentan con el sistema de tratamiento de aguas, pero son primarios, y para el buen cuidado de los recursos hídricos, se requiere más tecnología y control por parte de las autoridades competentes, detalla.
Explicó que estas plantas requieren insumos y uso de energía, por lo tanto, esto representa un mayor costo para las industrias y frigoríficos. “Las plantas (de tratamiento) no son utilizadas y los desechos los descargan directamente”, añadió.
Galarza reconoce la falta de control que existe por parte de las instituciones involucradas, como la Dirección del Medio Ambiente de la Municipalidad, Secretaría del Ambiente (SEAM) y Fiscalía del Ambiente. “Debemos mejorar el monitoreo de las plantas y eliminar los vertederos clandestinos”, agregó.
Daniel García, director de Recursos Hídricos de la Secretaría de Medio Ambiente (SEAM), explicó que no pueden llevar a cabo todos los trabajos que exige la realidad de nuestro medio ambiente, debido a la falta de recursos humanos y económicos.
La dirección de recursos hídricos de la SEAM no cuenta con datos actuales acerca de la contaminación del arroyo Mburicaó, dice. “Acá en Hídricos somos muy pocos. Queremos hacer, pero no podemos ir más allá de nuestras propias limitaciones”, afirmó.
La Dirección de Recursos Hídricos es la encargada de habilitar la licencia ambiental a las empresas. “Nosotros controlamos si cumplen las normas, si no lo hacen informamos a la fiscalía, ya que ellos se encargan de cobrar la multa o cerrar la industria”, indicó García.
Actualmente, la SEAM trabaja sobre el arroyo Ita’y y Ferreira, y tienen planes para en el futuro atender al Mburicaó.
DESECHOS AL PARAGUAY. Según Ricardo Servían, director de gestión ambiental de la municipalidad de Asunción, todos los cauces que llegan hasta el río Paraguay preocupan a la dirección, por eso actualmente desarrollan un relevamiento y trabajan en la limpieza.
El arroyo Mburicaó fue inspirador para unos poetas y músicos, pero hoy sirve como un sistema de desagüe fluvial de las casas y terrenos donde funcionan actividades comerciales e industriales.
Desde la avenida Artigas, hasta el río Paraguay, están los frigoríficos. Estas empresas en el proceso de producción generan una importante cantidad de desechos líquidos, por eso la municipalidad hace controles periódicos de las aguas, en conjunto con la SEAM.
CUANDO LAS APARIENCIAS ENGAÑAN. Con un promedio diario de 700 cabezas de ganado faenado, y según datos brindados en el sitio web de la empresa, FRIGOMERC SA. iniciaba sus actividades el 1 de agosto de 1999.
FRIGOMERC SA. pone el empeño en convertirse en una moderna planta frigorífica de vanguardia, incorporando procedimientos y tecnología de punta, se explica en el sitio.
De acuerdo a esto, uno imagina que la responsabilidad que toma la empresa es la de cuidar todos y cada uno de los aspectos relacionados al buen funcionamiento y desarrollo de la sociedad anónima.
A pesar de que Frigomerc SA. en su sitio web, hace referencia a su preocupación por el Medio Ambiente, otra es la realidad.
Eso notamos a simple vista. Eso lo siente el arroyo Mburicaó. La empresa utiliza el cauce como desagüe de todo tipo de sustancias, tales como: grasas, huesos, basura y residuos industriales.
Frigomerc S.A., particularmente, cuenta con su planta de tratamiento de aguas, pero las autoridades de Asunción afirman que los frigoríficos no tratan sus desechos líquidos, por el alto costo y el consumo de energía eléctrica, que representan para las industrias.
«Nuestra planta cuenta con un sofisticado sistema de tratamiento de residuos líquidos, evitando cualquier tipo de contaminación al medio ambiente», señala orgullosa la firma en su espacio en Internet. “Para Frigomerc SA la protección del medio ambiente es una de las principales preocupaciones”, enfatiza.
Al momento de solicitar una entrevista con algún representante del frigorífico para tener la versión de los responsables de Frigomerc SA., la respuesta fue negativa, haciendo alusión a que era imposible por la cantidad de actividades con las que cuentan.
SIN EQUIPOS. Se denominan delitos contra el medio ambiente a las actividades que atentan contra el equilibrio del ecosistema, la sustentabilidad de los recursos naturales y la calidad de la vida humana.
La falta de laboratorios equipados y una legislación clara sobre el tema, predispone a todas las industrias a desaguar sus desechos en los cauces hídricos y a no tener en forma sus plantas de tratamiento.
En nuestro país los laboratorios no cuentan con los equipos suficientes como para medir todas las sustancias químicas que contaminan nuestras aguas. Las industrias, frigoríficos y curtiembres, aprovechan esta situación.
La mayoría de los delitos derivan de la inconciencia de los dueños de las grandes fábricas y tienen como consecuencia la destrucción del medio ambiente y las enfermades que se generan en las personas que viven alrededor. Esta es la visión de una bioquímica, a quién recurrimos como fuente técnica. La profesional prefirió no ser identificada.
Desde hace varios años grupos organizados de ciudadanos intentan salvar el arroyo Mburicaó desarrollando proyectos y jornadas de limpieza, pero no es suficiente para que se logre una solución definitiva.
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Trabajo de investigación realizado por Claudia Aguilera, Yesica Vera Zarza y Christian Sánchez, alumnos de Comunicación UNA. Presentado en la materia Periodismo de Investigación en marzo de 2012.